Ya pasó el bautizo de Claudia. Fue muy familiar, sólo los más íntimos; faltaron algunos pero no sobraba nadie. La ceremonia, gracias al párroco, también fue un tanto peculiar: Ya había pasado la hora (18:30) y dijo "¿Podemos empezar?", y alguien del otro bautizo (había dos) contestó: "No, que están aparcando" jejejeje. El pobre hombre volvió al rato "¿Podemos empezar?" y otra vez dijeron "No, que a la madre de la niña se le ha roto el tacón"... En fin, que el buen párroco con más paciencia que el santo Job demostró con su tolerancia que en esta vida estresada que llevamos ¡qué más da 15 minutos más que menos!
Bueno, las niñas guapísimas, como todos los niños que asistieron. El otro día os contaba que Helena decía que en el bautizo de Claudia iba a decir "¡Pelona, pelona, pelona!" y resulta que muchos no entendíais lo que quería decir... lo digo porque ni el padre ni el padrino sabían de esa costumbre, que viene de antiguo, que a la salida de la iglesia los niños llaman pelón o pelona, según sea el caso, al bebé que se bautiza, y los padrinos les tiran caramelos y monedas, y ellos se lo pasan en grande con todo este barullo. Yo creía que era una tradición extendida por toda España, pero veo que no es así. Luego la consabida sesión de fotos con todos los asistentes para el album de la niña. ¡¡¡¡Mucha alegría y muchas risas!!!!
Y mi pequeña lució su faldón, no como una princesa, sino como una reina.
ResponderEliminarmonísimos!
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